¿Qué es la movilización neurodinámica?

La movilización neurodinámica es también llamada movilización neural, o neuromeníngea. Se trata de un método de diagnóstico, mediante el uso de diversos  tests de movilización neural; así como de tratamiento del sistema nervioso. Para lo que nos valemos de movimientos específicos de las extremidades y del raquis.

El objetivo es movilizar el tejido neural, y así mejorar su tolerancia al estrés  de las fuerzas de compresión, tensión y fricción. Estas fuerzas son  normales del día a día, pero en ocasiones pueden llegar a sensibilizar los nervios y desencadenar los síntomas que explicamos a continuación.

 

¿Cómo puede lesionarse el sistema nervioso periférico?

Para llegar a los tejidos que inervan, los nervios discurren en el cuerpo a través de túneles entre músculos, fascias, huesos… Cuando éstas estructuras entre las que pasan presentan alguna patología como contractura, inflamación, o rigidez, puede producirse una irritación del nervio que dará lugar a dolor.

A lo largo del recorrido de los troncos nerviosos, existen varios puntos considerados como «zonas de conflicto». Son lugares donde la anatomía de las estructuras que rodean al nervio pueden ocasionar que su movimiento a través de ellas sea más dificil, quedando en ocasiones atrapado y siendo comprimido.

Un ejemplo de zonas de conflicto pueden ser:

  • el paso del plexo braquial (troncos nerviosos que van a inervar el brazo principalmente) a través de los músculos escalenos en el cuello
  • el paso del nervio mediano a través del músculo pronador redondo en el antebrazo
  • el túnel del carpo en la muñeca
  • el punto en el que el nervio ciático pasa a través o por debajo del músculo piramidal, y un largo etcétera.

El tejido neural en condiciones normales es capaz de adaptarse a todos los movimientos que realizamos en el día a día. Sin embargo, en determinadas ocasiones, podemos estar sometiendo al nervio a fuerzas de tensión, compresión o fricción mantenidas o repetitivas. Por ejemplo en gestos deportivos, domésticos o laborales que se repiten continuamente.

Igualmente, los troncos nerviosos pueden dañarse tras un sobreestiramiento. Como por ejemplo tras un esguince de tobillo (nervio peroneo) o como consecuencia de un esguince cervical (plexo braquial).

En ocasiones, en dolencias atribuidas a otras estructuras como músculos (contracturas, distensiones…) o tendones, en las que en teoría no existe un atrapamiento nervioso, los síntomas del paciente pueden tener también un componente de origen neural, que se pondrá de manifiesto al realizar la exploración mediante tests neurodinámicos. En muchos casos en los que no es detectado este componente neural, el tratamiento puede quedarse estancado y los síntomas serán resueltos sólo parcialmente.

Síntomas característicos de afectación neural

Algunos de ellos son:

  • Dolor localizado en una parte o la totalidad de los tejidos que inerva, generalmente intenso, de tipo punzante, quemante o eléctrico.
  • Alteración de la sensibilidad en forma de hormigueos (parestesias), entumecimiento o debilidad muscular.
  • Dolor muy intenso que se provoca facilmente (por ejemplo tras un pequeño movimiento) y que queda latente tiempo después de haberse despertado.
  • El dolor puede aparecer espontaneamente, sin ningún estímulo, y puede ser más intenso por la noche.
  • Hay posturas que alivian el dolor y otras que lo empeoran.
  • Generalmente la persona adapta su postura, de manera que adopta aquella en la que mantiene al/los nervio/s afectados en una posición de mínima tensión.

 

La exploración y el tratamiento mediante movilización neuromeníngea

Exploración

1º   Realizaremos una exploración del «lecho neural», es decir, de los tejidos por los que pasa y a los que da inervación  el/los nervio/s que creemos pueden estar afectados, así como una palpación de todo el trayecto de los troncos nerviosos con el fin de identificar zonas donde exista una sensibilización del nervio, que se presenta como respuestas dolorosas anormales o exajeradas en relación al estímulo que realizamos (alodinia, hiperalgesia).

2º   Posteriormente determinaremos mediante los tests neurodinámicos si hay una implicación neural o no realizando maniobras que llamamos de «diferenciación estructural» (movimientos realizados en un orden determinado, aumentando y disminuyendo la tensión del nervio y evaluando así si las respuestas a las pruebas se corresponden con los síntomas del paciente).

3º   Una vez identificada una implicación neural, buscaremos usando los mismos tests neurodinámicos, qué estímulo mecánico despierta en mayor medida los síntomas que nos describe el paciente (tensión, compresión, fricción o una combinación de ambos), con mucho cuidado y atención a no estresar en exceso el tejido nervioso. La evocación de los síntomas debe ser mínima.

Tratamiento

Después procederemos al tratamiento, aplicando técnicas de movilización neural con carga tensil, o de movimiento con deslizamiento, asociadas a masaje de los tejidos que forman el lecho neural,  mejorando poco a poco la movilidad del tejido nervioso así como su irrigación sanguínea, en busca de una disminución de los síntomas.

Las técnicas que se aplican son pasivas (realizadas por el Fisioterapeuta) o activas (ejercicios de autotratamiento).